Jennifer no sabía a quién recurrir.
El otoño pasado, trabajó duro para superar la falta de vivienda y la adicción, pero la residencia ambulatoria no permitía que hubiera niños. Necesitaba mantener a salvo a su hijo de 12 años, Daniel.
Sin opciones, llamó al Departamento de Niños y Familias.
“Eso es lo único que supe”, dice Jennifer.
El investigador del DCF vio que Jennifer estaba haciendo el trabajo. Solo necesitaba una mano. Pensó en Better Together. Nuestro equipo y voluntarios acompañan a las familias para ayudarlas a superar las crisis. Las familias anfitrionas cuidan a los niños temporalmente mientras los padres se recuperan. Los mentores ayudan a los padres a seguir adelante con su vida con aliento y amistad.

Jennifer se puso en contacto con Kari Hess, una gestora de apoyo familiar de Better Together. Kari la ayudó a crear un plan y encontró una familia anfitriona que cuidara de Daniel.
“Sabía que Better Together tenía una base cristiana y que la familia a la que asistiría podría ayudarlo a inculcar ese amor por Cristo”, dice Jennifer.
Los padres anfitriones y sus cinco hijos recibieron a Daniel en su casa. Cada niño tenía un apodo bíblico que comenzaba con la letra J. El apodo de Daniel pasó a ser Jeremías. Se sintió parte de la familia.
Daniel iba a la escuela y a la iglesia. Jugaba al baloncesto y a otros juegos con los niños. Mientras tanto, Jennifer se concentró en conseguir un lugar al que pudieran llamar hogar. Hablaba con Daniel todos los días.
Adrienne, mentora de Better Together y ahora amiga, apoyó a Jennifer en el camino.
“Ella es muy emprendedora y muy independiente”, dice Adrienne.
El 8 de enero, Jennifer y Daniel se reunieron en su nuevo apartamento.
Crearon una pequeña cueva para Daniel, un loft donde le gusta leer y dibujar. Adoptaron un perro al que llamaron Honey. Jennifer consiguió un ascenso en el trabajo, un trabajo que ama y con compañeros que cuidan de ella y de Daniel. Cuando le robaron la bicicleta, juntaron su dinero para comprarle una nueva.
Kari le dio a Jennifer un regalo de inauguración de la casa: una cruz hecha de vieiras, cáscaras de aceitunas y un trozo de caracol, un símbolo de fe, lucha y renacimiento.
Ofrécete como voluntario para dar esperanza y comunidad a una familia de tu comunidad.

Momentos de Kinfay Moroti / relato de Pamela Hayford